Oficina de Bloodworth

Con el simbolo tallado en madera, a unos centimetros de profundidad, en la entrada de los dormitorios y base de la quinta escuadra, aparecia el logo representativo de aquellos especialista en artes Kidoh.


La quinta escuadra, representada por el shinigami de la espada llameante, poderosa como ninguna, aunque lejos de pisarle los talones al gran comandante. Orgulloso de representar en su espalda el nombre de la campanilla, el simbolo representativo de su escuadron, un nombre que iba bien en el, en parte de su historia, y en parte de su personalidad romantica.

Tan solo entrar, por lo regular en las mañanas, se veia al capitan Rafael Bloodworth atendiendo la papeleria del dia, mas tarde a eso de las cuatro salia a dar un paseo por los campos o juguetear con su espada, era grato tambien visitar a algunos de los shinigamis bajo su cargo, y hacerle unas visitas a Kyoraku Shunsui, aunque de estilos diferentes, ambos disfrutaban de la compañia femenina.

Pero mientras tanto, y sentado tras un escritorio nomas entrar en el enorme salon recibidor de la quinta escuadra, se hallaba ahi sentado el hombre que miraba celoso el cielo, en su innalcanzable estado, preparando las misiones y dirigiendo a algunos de sus hombres, siempre procurando su seguridad y no encararlos a las misiones mas riesgosas, era un hombre, pues, que pese a su persona atrevida, jamas seria tan imprudente como enviar a alguien solo a una mision que no podia lidiar.